sábado

The Lost

Sabía que tenía su vida en mis manos. Aquel alma de apariencia fuerte me pertenecía como si hubiese firmado un pacto con el mismísimo diablo por su alma. Podía sentirme orgullosa de tener aquella criatura extraordinaria con cuerpo de hombre, pero vivía con el miedo constante de que su vida se me escapara como se escapa el agua entre los dedos. Sentía que en el mínimo descuido me abandonaría para siempre, porque nunca creí merecer que fuera mío. Verlo sufrir me dolía en el alma y me congratulaba de compartir sus alegrías con él. Mi vida giraba en torno a la suya. Quería cuidarlo, retenerlo para que nunca se fuera de mí. Le necesitaba tanto como él me necesitaba a mi; y creo que nunca fui del todo consciente de la magnitud de esa necesidad.
Un día me enseñó sus alas. Me dijo que era libre y que necesitaba salir de allí...
Y yo me que quedé sola, con las manos abiertas por si algún día volvía para descansar conmigo.







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